Imagínate la situación:
Llevas una hora negociando algo importante con un cliente.

Habéis avanzado mucho, ya casi tenéis un acuerdo. Te ha costado mucho, tienes la sensación de haber cedido bastante. Pero también de haber conseguido gran parte de lo que buscabas.

De repente, te pide una cosa inesperada. No es nada imposible, pero sientes que es una vuelta de tuerca que no procede.

Realmente no pasa nada si dices Sí, pero hacerlo te dejaría con muy mala sensación de boca.

¿Te arriesgarías a entrar en conflicto y tal vez arruinar la negociación?

¿Cederías para cerrar el trato aunque eso supusiese irte a casa con mal sabor de boca?

 

En el vídeo de hoy te cuento un truquito que aprendí leyendo hace años un libro cuyo autor y título desgraciadamente no recuerdo.

Espero que te ayude tanto cómo me ha ayudado a mi a mejorar mi tendencia natural a decir sí aunque realmente quiera decir NO.

Un abrazo,

Miguel Ángel