¿Te ha pasado alguna vez que alguien te ha empezado a contar algo, el tiempo iba pasando, el discurso no acababa y no sabías que quería de ti?

Me viene a la mente, por ejemplo, el compañero de trabajo que empieza a contarte una peripecia con un cliente.  Al principio crees que solo quería compartir una anécdota. Luego empiezas a ver que la película no acaba, se prolonga y no tienes ni idea de hacia donde se dirige…

Miras el reloj y piensas «¡Con la cantidad de cosas que tengo que hacer!, ¿cómo hago para decirle que vaya al grano sin faltarle al respeto?».

Si te has sentido atrapado en momentos similares, en el vídeo de hoy te cuento un secretito que espero te ayude a salir airoso de esas situaciones tan incómodas.

¿Qué opinas? ¿Te ha sucedido alguna vez?